Nuestro Norte:

Nuestro Norte: La busqueda de su Salud y Bienestar

lunes, 9 de abril de 2012

Emociones de supervivencia


Por Jezabel Olmos09 Mar 2011 06:38 PM UTC

El deporte de aventura o extremo es muy divertido y emocionante para algunas personas. Las actividades van desde volar en parapente, hasta hacer un recorrido en bicicleta de montaña por los caminos más sinuosos. Debido a que son actividades un poco más riesgosas que el resto de las que practicamos en la ciudad o adentro de un gimnasio, requieren una preparación física y emocional más intensa que las demás.
Sin tener tiempo de realmente aventurarme a practicar estas actividades que me parecen fascinantes, decidí tomar entonces un curso básico de supervivencia. Fue básico porque la experiencia duró solo un día, pero nos quedaron ganas de regresar por mas.
Es importante tener una preparación física más intensa para llevar a cabo estas actividades, pero, ¿qué hay de la emocional?, ¿estamos preparados para sobrevivir en caso de una crisis en caso de que suceda algo mientras practicamos deporte extremo? Pues bien, una de nuestras instructoras era Erika, ella nos habló de las diferentes emociones por las que podemos atravesar en caso de un incidente en el que sea necesario sobrevivir en diferentes condiciones. En dos partes hablaremos de las emociones que podemos sentir en caso de eventualidades.
Pues bien, utilicemos el caso de una persona que vuela en parapente. Antes que nada el entrenamiento que deben de realizar incluye fortalecer el cuerpo en general para poder cargar el parapente, que pesa aproximadamente 18 kilos. Por otra parte, el acondicionamiento aeróbico es indispensable porque para comenzar a volar, hay que correr primero para que el parapente levante.
Todos los que vuelan en parapente lo hacen por kilómetros y kilómetros y cuando aterrizan lo hacen lejos de la base donde comenzaron a volar. Erika nos explicó qué es lo que probablemente podemos llegar a sentir si caemos en algún lugar que no teníamos planeado.
Lo primero que seguramente atacará nuestra mente es la incertidumbre. ¿Qué vamos a hacer?, ¿qué va a pasar?, ¿cuántos kilómetros tendré que caminar?, ¿encontraré a alguien que me brinde ayuda?
Una vez que hayas logrado a aterrizar, vendrá el temor. Temor a lo desconocido, a lo que nos podría pasar por haber caído lejos de donde lo habíamos planeado. Tal vez no tenemos agua o ropa adecuada y nos dará miedo pensar en lo que nos llegue a suceder. Hay que tomar en cuenta, que no es malo sentir miedo, es normal. Estamos expuestos a una situación que no conocemos, lo importante es no perdernos en el miedo y poder reaccionar para solucionar el problema en el que nos hemos metido.
Menciono que tendremos en algún momento un sentimiento de autosuficiencia. Es decir, nos veremos obligados a reaccionar para salvar nuestra vida o salir de una situación difícil. Si hemos estados expuestos a un evento en grupo, lo más probable es que busque ver primero por mi y después por los demás.
Cuando nos encontramos en una situación de peligro, ya sea que estemos solos o hayamos sufrido algún percance con nuestro equipo deportivo, se puede atravesar el sentimiento de egoísmo. Como lo hemos escuchado en varias ocasiones, “sálvese quien pueda”. Es decir, comenzamos a pensar qué es lo que podríamos hacer que nos cause un beneficio propio, en este caso, salir de una situación indeseada. Debemos de tomar en cuenta que si nos encontramos con un equipo con el que comenzamos nuestra aventura, debemos de calmarnos para lograr actuar en equipo y lograr salir del problema juntos. Habrá momentos en los que quieras actuar con egoísmo y solo pienses en salvarte tú, pero créeme, con tu cooperación podría ser más fácil resolver el problema en conjunto.
Por otra parte, sentirás enojo: hacia ti o hacia los demás. Te podrás echar la culpa por no poner atención en lo que estabas haciendo o porque planeaste algo mal y por eso tuviste un resultado negativo. En el caso de ir con un equipo, tal vez sientas enojo hacia el guía o hacia la persona que provocó el accidente o la situación en la que estás atorado. No está mal tener este sentimiento, en algún momento lo tendrás que externar, solo no permitas que eso nuble tu forma de pensar para salir del aprieto en el que te metiste.
Después de un tiempo de estar atrapado, atorado, perdido o en el lugar de un accidente, llegará un momento en el que te sientas indiferente a la situación. Por ejemplo, si un compañero tuyo se quedó atorado en una práctica de espeleología, después de un tiempo de tratar de sacarlo de la cueva, tal vez te sientas indiferente y ya no quieras saber nada al respecto. Si vas solo tal vez estés tan cansado que no te interese más lo que te puede pasar. ¡Resiste! En algún punto alguien te podrá ayudar.
La ansiedad es el último sentimiento por el que atravesamos. Comerte las uñas será lo menos que hagas. Todo te cruzará por la mente y el nerviosismo se apoderará de ti. ¿Cuánto tiempo falta para llegar?, ¿habrá alguien en mi camino que me pueda o nos pueda ayudar? Relájate. Hay que poner los sentimientos en paz y mantener la calma.
El proceso de supervivencia mientras tienes un accidente o te enfrentas a una situación donde practicabas deporte extremo es difícil. La realidad es que nunca sabemos cómo reaccionar, pero más vale que conozcas los sentimientos con los que te vas a encontrar en tu camino. Si practicas deporte extremo, parapente, rapel, espeleología, excursionismo, escalada en roca o algo semejante, te recomiendo que tomes un curso de supervivencia. Tal vez tres días de preparación puedan ayudarte a salir de una situación en la que nunca nos imaginamos estar, pero siempre existe la posibilidad de caer en ella. ¡Toma el control, actívate!

No hay comentarios:

Publicar un comentario